En el Parque nacional de los Pirineos, los paisajes de la trashumancia

El pastoralismo y sus trashumancias ya no son la principal actividad de los valles del Parque nacional de los Pirineos, pero siguen siendo elementos esenciales de la identidad y del patrimonio del territorio. De hecho, ¡el 90% de las explotaciones agrícolas de los Pirineos practica la ganadería! Descubre esta tradición antigua y viva que deja su marca en los paisajes, impulsa la actividad de los habitantes y puebla los valles de estas montañas salvajes y grandiosas.

El pastoralismo y sus trashumancias ya no son la principal actividad de los valles del Parque nacional de los Pirineos, pero siguen siendo elementos esenciales de la identidad y del patrimonio del territorio. De hecho, ¡el 90% de las explotaciones agrícolas de los Pirineos practica la ganadería! Descubre esta tradición antigua y viva que deja su marca en los paisajes, impulsa la actividad de los habitantes y puebla los valles de estas montañas salvajes y grandiosas.

Las mil caras de la actividad pastoral pirenaica

En el Parque nacional de los Pirineos, el pastoralismo es un modo de vida. Con una ganadería principalmente destinada a la producción de carne en el departamento de Hautes-Pyrénées y a la producción de leche (y queso) en Pyrénées-Atlantiques, son las montañas de Francia donde la actividad pastoral es más intensa. Un dinamismo que se añade a la vida y al encanto de los grandes espacios. En cada valle, el paseante podrá descubrir paisajes, rebaños y saberes distintos. Dentro o fuera del periodo de trashumancia, ¡no dudes en acercarte a conocer a los pastores, ganaderos y pequeños productores!

Descubrir la meseta de Bénou

En el valle de Ossau, en el camino a Marie-Blanque, la meseta de Bénou ofrece unas magníficas vistas del fondo del valle. Los hórreos, los prados separados por hileras de avellanos, las fuentes, los caballos y las vacas en libertad convierten a esta meseta en un auténtico decorado de tarjeta postal pirenaica. A principios de julio, los pastores suben con sus animales a los pastos de montaña y no vuelven a bajar hasta mediados de septiembre. El ordeño de la mañana y el del final del día marcan el ritmo de sus jornadas. Por la tarde, cuidan de sus rebaños.

Asistir al espectáculo vivo del puerto de Bernatuara

Desde el s. XIII, un acuerdo entre comunidades de los Pirineos convierte al puerto de Bernatuara en el teatro de una aventura extraordinaria. Cada año, ganaderos españoles del valle de Broto entran en Francia con más de 1000 cabezas de ganado y cruzan este puerto de cerca de 2300 metros de altitud. En medio de las vacas, las marmotas y las gamuzas, los visitantes descubrirán un espléndido lago de un azul profundo, incrustado en su cráter, y accederán a un pico desde el que podrán disfrutar de una vista panorámica de las montañas más altas.

Observar la trashumancia en el valle de Aspe

El valle de Aspe es el valle menos visitado, más salvaje y probablemente mejor preservado del Parque nacional de los Pirineos. Numerosos pastores siguen llevando sus rebaños hasta sus pastos y pasan el verano en una cabaña, donde fabrican queso. Habla con ellos, ¡quizás te revelen los secretos de sus suculentos quesos! Los caminantes podrán degustar, por ejemplo, el Pé Descaous, que puede reconocerse por la huella de oso presente en la corteza. Lo fabrican los pastores trashumantes de la zona, frecuentada por los últimos osos pardos pirenaicos.