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Francia
Situado en el arco de las Antillas Menores, el Parque nacional de Guadalupe es un auténtico paraíso para las aves y los aficionados. Con una gran variedad de especies sedentarias o simplemente de paso, se encuentra entre los 36 puntos calientes de biodiversidad del mundo. Un puesto de observación privilegiado para todos los amantes de la ornitología.
En el Parque nacional de Guadalupe se muestran a los visitantes en busca de maravillas más de 291 especies de aves, 81 de ellas nidificantes. Entre las nueve especies endémicas de las Antillas Menores, una es estrictamente originaria del archipiélago: el carpintero de Guadalupe o Melanerpes herminieri. Es el único pájaro carpintero sedentario de las Antillas Menores, y se ha instalado en el corazón de los bosques de Basse-Terre y Grande-Terre. ¡Un regalo para los observadores!
Más allá de sus cualidades naturales, el archipiélago también es un lugar de escala donde invernan las aves migratorias procedentes de Norteamérica. Durante la migración, decenas de especies realizan una parada en el Parque nacional de Guadalupe. Algunas se quedan varios meses antes de regresar a sus lugares de reproducción en las latitudes septentrionales. Es el caso, por ejemplo, de las aves limícolas. Esas aves de paso pueden observarse en gran número sobre todo entre mediados de julio y mediados de noviembre, aunque en otoño e invierno los ornitólogos también tendrán la ocasión de maravillarse ante la danza incesante de las aves.
En el vasto decorado de la bahía de Grand Cul-de-Sac Marin, que desde 1993 es un humedal de importancia internacional en virtud de la Convención de Ramsar, las aves encuentran refugio cada año. Allí se podrá atisbar el único lugar de nidificación regular del charrancito en la bahía, ¡y los observadores descubrirán al magnífico charrán rosado! Los islotes de este pequeño paraíso, en especial el islote Blanc, desempeñan un papel esencial al permitir los nacimientos de valiosas especies amenazadas.
En el bosque tropical húmedo que constituye el «corazón del parque», nueve especies endémicas de Guadalupe y las Antillas Menores comparten el dosel forestal. Zorzal antillano, cuitlacoche oscuro o copetón de Ober: los visitantes atentos podrán observar estas especies tan poco comunes como variadas. También es el santuario del colibrí caribeño gorgimorado, que se distingue por el magnífico rojo metálico que adorna su garganta. Al reflejarse en ella los rayos del sol, el cuadro es impresionante.
El bosque pantanoso, un paisaje natural emblemático formado por impresionantes palos de pollo y anonas, es frecuentado por numerosas aves que adoran recorrer esta parte del litoral. En la vegetación húmeda de los brazos de mar, el carpintero de Guadalupe ha establecido su reino. Su grito ronco y el repiqueteo de su pico contra los árboles le han valido el apodo de totobwa en la lengua criolla. Es imposible dejar el archipiélago sin haber observado su plumaje.
Bord de mer
97115 Sainte-Rose
Francia
Route de la Traversée
97170 Petit-Bourg
Guadalupe
97116 pointe noire
Guadalupe