Parque nacional de los Ecrins: al ritmo de la naturaleza

Acampar bajo las estrellas, disfrutar de un amanecer en las cumbres, tumbarse al sol junto a la orilla de un lago, perderse en un bosque de alerces, deleitarse con el canto de los pájaros… ¡el Parque nacional de los Ecrins ofrece incontables formas de relajarse y llenarse de la energía de la naturaleza!

En el corazón del Parque nacional, la montaña se descubre lenta e intensamente, al ritmo de la marcha. Cada paso nos permite ir dejando atrás el ritmo frenético del día a día para seguir mejor el compás de la naturaleza y vivir el momento presente. En pocas palabras, ¡volver a lo esencial! Para completar esta experiencia, nada mejor que una noche en la montaña.

Desconectar en plena naturaleza

Bajo una tienda de campaña o en un refugio, los excursionistas experimentados o principiantes podrán saborear la tranquilidad del final del día en altitud, cuando en la montaña ya solo resuenan el ulular intermitente del autillo y el murmullo de un torrente cercano.

Momentos auténticos, en los que nuestra mente y nuestro teléfono desconectan para que podamos volver a conectar mejor con nosotros mismos y con la naturaleza.

Descanso en el refugio del Pic du Mas de la Grave

¿Te apetece sentirte de un tamaño minúsculo ante los 3.984 metros de la Meije y sus espectaculares glaciares? En las alturas del pueblo de La Grave, las praderas alpinas que rodean el refugio invitan a la contemplación y a maravillarse ante la reina del lugar.

El broche de oro del día lo ofrecerá la puesta de sol en las altas montañas de los Ecrins desde la terraza del refugio, antes de entrar a disfrutar de una buena cena caliente… ¡o de la sauna finlandesa! Momentos intemporales para olvidar las tensiones y la agitación de la vida cotidiana.

El Gioberney, muy cerca de los elementos

Al final del valle de Valgaudemar encontramos un pequeño condensado del Parque nacional de los Ecrins, para conocer la montaña en estado bruto. Lagos de aguas límpidas donde se reflejan las montañas circundantes, cascadas vertiginosas, picos que se lanzan al asalto del cielo… las posibilidades para hacer excursiones fáciles son innumerables.

La mejor época para descubrir esta joya de los Écrins es el otoño, cuando la montaña vuelve a estar tranquila y silenciosa y la vegetación se viste con sus colores más hermosos.

Regreso a los orígenes en el bosque de Boscodon

Boscodon, más que un bosque, es una atmósfera. Recorrer los numerosos senderos de este majestuoso abetal permite impregnarse de la calma y la armonía del lugar y descubrir una biodiversidad extremadamente rica. ¡Y llenarse los pulmones del suave aroma de los resinosos al sol!

Para prolongar esta experiencia relajante se puede hacer una parada en la abadía de Boscodon, una auténtica joya restaurada en los años setenta que ofrece la oportunidad de disfrutar de una preciosa visita fuera del tiempo.